Siempre he pensado que el verdadero éxito de una comida se encuentra en el postre. Finalmente es el último recuerdo que le queda al comensal. Muchas veces una mala comida es compensada con un buen postre y al revés si usted tiene una de esas cenas que cree que nunca olvidará y le llega un postre exageradamente dulce o insípido, estoy segura que este será el recuerdo que le quede. El postre es el beso de despedida y tiene que ser como en las películas, hacerlo vibrar de la emoción cucharada tras cucharada.

Isabel Allende en su libro “Afrodita” dice que “el postre es un vicio peor que el alcohol o las drogas, porque es legal, no se considera pecado y puede cometerse en público”

Soy de esas personas que no quedan satisfechas si no comen postre, siempre necesito un beso de despedida, ¿Y qué es para mí un buen beso? O mejor dicho ¿Un buen postre? Primero que todo debe seducir en la primera probada y dejar la sensación de desear más, no parar hasta acabar, jamás debe hostigar.

Por favor digamos NO a los postres que tienen sabor a nevera o a los que tienen exagerado sabor a huevo o a los que tienen mucho tiempo guardado y están viejos o a los muy ácidos o muy dulces ¿Y qué opinan de los que son calentados en microondas y quedan con una extraña textura? Todos son como un baldado de agua fría en la mitad de una noche romántica. Por supuesto estoy hablado de los postres para atender amigos, invitados o clientes por que los dulces caseros son siempre un antojo que disfrutamos con placer.

Para todos la atracción empieza por la vista y la comida entra por los ojos, la presentación de los postres también es muy importante, la mezcla de texturas, colores y formas es fundamental, me aburre mucho cuando me sirven un brownie recalentado con una bola de helado de vainilla encima y con esto salieron del paso. No quiero decir que sea un mal postre, todo lo contrario es de mis favoritos, pero que rico sería si lo sirvieran con unas fresas muy rojas y jugosas, con una salsa bien sea inglesa, de chocolate o caramelo o simplemente espolvoreado con nueces y decorado con hojas de menta fresca, la creatividad tiene un papel muy importante a la hora de presentar su plato. Mi consejo juegue y diviértase sirviendo los postres.

LA RECETA

Crème Brûlée (crema quemada)

Este postre francés se ha convertido en un clásico, su sabor es suave y además es muy fácil de preparar. Es perfecto  y combina deliciosas texturas

Ingredientes (6 porciones)

2 tazas de crema de leche
3/4 de taza de leche
1/2 taza de azúcar normal
4 yemas de huevo
1 huevo (la clara del huevo le aporta una textura más suave)
1/2 taza de azúcar morena
Esencia de vainilla al gusto

Preparación

1. Precaliente el horno a 250F/125C
2. Ponga a hervir la crema, la leche y la mitad del azúcar normal, cuele y reserve caliente
3. Aparte bata las yemas, el huevo y el resto del azúcar hasta que se integren bien y tome un color amarillo pálido
4. Vierta la mezcla de la leche y crema caliente sobre los huevos y revuelva rápido. En este momento se agrega la vainilla.
5. Distribuya esta crema en moldes individuales, deben ser refractarios y póngalos en una lata honda
6. Llene la lata con agua caliente hasta alcanzar la mitad de la altura de los moldes y cocine en el horno por aproximadamente una hora o hasta que la mezcla este firme en el centro. Retire del horno. Repose unos minutos y luego refrigere
7. Antes de servir espolvoree con azúcar morena y llévelo al horno, graduado en broil (o gratinar) hasta que se derrita y caramelice y forme una costra. Puede tambien usar un soplete de cocina
8. Sirva inmediatamente