Reconozco que me fascina ser anfitriona, quiero que mis invitados se sientan felices y atendidos como en su casa, me esmero por dar el mejor trago, una rica comida preparada con cariño, música, el calor de la chimenea, la iluminación adecuada y la combinación perfecta de invitados.

Invitar a alguien equivale a encargarse de su felicidad en tanto esté con nosotros”. Esta frase escrita en 1825 por uno de los más famosos gastrónomos el célebre Jean Anthelme Brillat-Savarin encierra toda filosofía de un buen anfitrión.

 

No se estrese si tiene invitados, aproveche la oportunidad para disfrutar y pasar un buen rato, yo tengo unas reglas que nunca me han fallado y siempre pongo en práctica, las aplico dependiendo del tipo de reunión que esté planeando, no importa si estoy invitando a una cena formal, a unos tragos o simplemente a un café.

 

 

Mis mandamientos del buen anfitrión”:

1.       Atienda a sus invitados como le gustaría que lo hicieran con usted.

2.       Haga siempre una lista de todo lo que necesita para que no tenga problemas de último minuto que le puedan   aguar su reunión.

3.      La comida y el trago son muy importantes, ofrezca lo mejor, sea generoso y lo más importante hágalo con cariño.

4.      El ambiente de la reunión tiene mucho que ver con la música que elija, las flores y la iluminación.

5.      Es importante estar atento al servicio que ofrecemos, estar pendiente de las bebidas, servir la comida a tiempo y no hacer esperar mucho a los invitados, que se sientan a gusto y bien atendidos pero sin llegar a exagerar y acosar, tratando de que tomen más o repitan, no hay nada más fastidioso que un anfitrión intenso que  obligue a bailar, a tomar o comer algo que no se desee.

Existe un maravilloso libro escrito en 1808 por Grimond de la Reynière, primer periodista gastronómico, que se llama Manual de Anfitriones y Guía de Golosos (lamentablemente no es fácil de conseguir, yo tengo la buena fortuna de contar con amigos como Ricardo Sánchez quien me lo regaló) y es la guía perfecta para saber si uno es un buen o mal anfitrión, claro que hoy me pregunto si este regalo no fue una indirecta muy directa.

Quiero compartir con ustedes algunos apartes de este Manual de Anfitriones que considero vigentes aún 200 años después de escrito:

– El dinero no basta para conseguir una buena mesa. Hay quien gastando mucho, ofrece mala comida. Mientras que otro de regular fortuna invita a excelentes comidas.

– Con dinero, un buen cocinero, un mayordomo inteligente y las ganas de que se hable de uno, cualquiera puede presumir de tener una buena casa y una mesa selecta. ¡GRAVE ERROR! Quien no conoce personalmente el gran arte de cocinar y depende de la servidumbre, tanto para su cocina como para su bodega, está siempre mal servido y bebe mal.

– Pasa a menudo que los invitados no se conocen entre sí y si el anfitrión que debe conocerlos a todos no se ha preocupado de instalarles convenientemente, se sentirán como mudos.

Mi gastrónomo de cabecera Savarain dice “No es digna de tener amigos la persona que invita y no atiende personalmente la comida que ofrece”

ALGO DE HISTORIA

El origen del nombre anfitrión viene de la mitología griega, se dice que Anfitrión Rey de Tirinto, conocido por atender bien a sus invitados, le pide a su bella esposa Alcmena en una fría noche, que acompañe y le de calor con su cuerpo al rey Zeus. Fruto de esta hospitalidad nace Hércules.

El gran dramaturgo francés Molliere a mediados de 1650, adapta los antiguos textos del escritor Plauto sobre la historia de Anfitrión y monta una obra de teatro. La escena final es un gran banquete ofrecido por el Rey de Tirinto y uno de los invitados termina diciendo. “El verdadero Anfitrión, es el que invita a cenar”. Desde entonces se incluye en la lengua francesa el término Anfitrión. La Real academia de la Lengua Española lo incluye en 1869.

EL ANFITRIÓN EXPRESS

Tomato_Bruschettadef Bruschetta de tomate y albahaca

Si tiene algunos invitados de última hora o no cuenta con tiempo suficiente, le doy algunas recetas fáciles y económicas que funcionan como entradas o pasabocas.

– ¡Hagamos una huelga! No más maní con uvas pasas, es aburrido, no sorprende. Puede entonces innovar y variar, las habas fritas siempre son un éxito y si quiere dar maní puede condimentarlo tostándolo con algo de aceite y luego le agrega chile en polvo, curry o pimentón.

– Mini pinchos de bolitas de mozzarella (bocconcini) con tomates cherry, ármelos en palitos de madera y condiméntelos con un poco de aceite de oliva, vinagre balsámico y pimienta.

– Venden en los supermercados unos tostones (patacones grandes) muy ricos y crujientes, acompáñelos con suero costeño (sour cream) y guacamole.

– A un queso brie póngale panela rallada y llévelo a un horno suave hasta que ésta derrita y el queso se ablande. Decore con almendras o nueces. Sirva con tajadas de pan francés. (puede reemplazar la panela por miel).

– Bruschettas de tomate y albahaca, en un horno caliente dore tajadas de pan francés, luego frótelas por una cara con un diente de ajo ligeramente machacado. Corte tomates rojos en cuadritos y mezcle con aceite de oliva, sal, pimienta y albahaca fresca picada. Ponga encima de las tajadas de pan justo en el momento de servir para que este no se ablande.

– Las aceitunas que tiene en la despensa lávelas para eliminar el sabor fuerte del agua de conserva y luego condiméntelas con aceite de oliva, hierbas como tomillo o romero, algún picante y ralladura de piel de limón (entre más tiempo se deje marinando, mejor).

A cualquiera de estas sencillas preparaciones sólo hay que ponerle cariño y el resultado será realmente sorprendente.