El 7 de febrero de 1914, el italiano Alfredo di Lelio dueño del restaurante Alfredo alla Scrofa en Roma, se inventó el famoso plato “Fettuccine Alfredo”. Se dice que la esposa de Alfredo durante su embarazo perdió el apetito, este preocupado se metió a la cocina y tomando como base la receta del  fettuccine al burro, (fettuccine con mantequilla), agregó tres veces más mantequilla y queso parmesano recién rallado, creando este delicioso plato al que su esposa no se pudo resistir y además recomendó incluirlo en el menú.

El restaurante de Alfredo era frecuentemente visitado por grandes celebridades, principalmente de Hollywood, y fue tanto el éxito de sus fettuccine que dos importantes actores del cine mudo llevaron la receta a Estados Unidos, donde él se volvió más famoso y tuvo más reconocimiento que en su natal Italia.

Alfredo en su restaurante en Roma

Hoy en día el restaurante sigue funcionando con franquicias internacionales. A través de los años ha sido visitado por grandes personalidades que siempre han ido en busca del mejor fettuccine del mundo, preparado directamente en la mesa, como solía hacerlo Alfredo para sus mejores clientes. Marylin Monroe, Roosvelt, Gary Cooper, Audrey Hepburn, Eisenhower, Ringo Star, Marlon Brando, Frank Sinatra, Benito Mussolini y Sofia Loren han sido algunos de los grandes fanáticos de esta deliciosa pasta y asiduos clientes de Alfredo.

Desde que Alfredo murió se ha especulado mucho sobre el secreto de su receta, algunos piensan que la cremosidad de la salsa se debía a la calidad del queso que usaba y otros dicen que Alfredo le daba su toque final con el tenedor de oro que siempre llevaba. No sé cual es la razón pero es cierto que los ingredientes por ser tan pocos y sencillos siempre fueron de la mejor calidad.

LA RECETA

Para no alargar mas el cuento, acá va la receta original de esta deliciosa y clásica pasta, tomada de: El Libro Esencial de la Pasta.

6 personas (depende si es acompañamiento o plato principal)

500 gramos de fettuccine.

8 Cucharadas de mantequilla.

1 Taza de queso parmesano rallado (más extra para el momento de servir en el plato).

1 Taza de crema de leche (adiciónar crema de leche es la versión moderna del plato, la hace más ligera y menos grasosa).

Sal y pimienta negra recién molida.

  1. En una olla grande con agua hirviendo, agregar la sal y la pasta. Cocinarla hasta que esté “al dente”, (tierna por fuera pero firme al morderla ).
  2. Mientras la pasta se cocina, calentar la mantequilla en un sartén a fuego lento. Agregar el queso parmesano y la crema, dejar hervir revolviendo todo el tiempo.
  3. Bajar el fuego y cocinar hasta que la salsa se reduzca y espese, agregar sal.
  4. Escurrir la pasta y devolverla a la olla.
  5. Verter la salsa sobre la pasta y revolver para que se integre bien.
  6. Servir en un plato hondo, terminar con pimienta negra recién molida y queso parmesano.Los tiempos son importantes, debe existir una coordinación entre la cocción de la pasta y la preparación de la salsa, para que estén listos en el mismo momento.

 

Acompañe esta receta con un vino Chianti italiano y una ensalada de lechugas que le aporta frescura al plato.

SUGERENCIAS

–        Cortar dos ajos horizontalmente y dorarlos en la mantequilla, luego retirarlos para continuar con la preparación de la salsa. El ajo le aporta un sabor especial a esta receta.