Hace parte del menú universal de la cocina y del lenguaje cotidiano tanto para hablar de sexo, como para insultar, burlarse de otras personas o simplemente para desvalorizar cualquier cosa. Es uno de los alimentos más versátiles y nutritivos. Estamos hablando del huevo.

Sin entrar en el viejo dilema de qué fue primero si el huevo o la gallina, se cree que esta ave tiene su origen en la India en el siglo IV antes de Cristo. 100 años después llegó a Roma donde fue usada como decoración y entretenimiento, y  es entonces cuando sus huevos adquieren gran importancia simbólica y alimenticia.  Empieza a ser reconocido el huevo en diferentes culturas.

Los griegos veían en el huevo la unión de los cuatro elementos: la cáscara era la tierra, la yema el  fuego, la clara el agua y el aire era el espacio entre la cáscara y la clara. Los teólogos de la edad media decían que era una promesa de vida luego de un estado de muerte aparente,  un milagro de vida como la resurrección de Cristo. Los egipcios, los chinos, los fenicios y los romanos creían que a partir del huevo nació el universo y siempre se ha considerado un símbolo de vida.

Pero el huevo fue también objeto de intriga para los matemáticos, artistas y arquitectos que se maravillaron con su perfecta figura y estructura aerodinámica.

El célebre orfebre ruso Carl Fabergé quien hizo los famosos Huevos de Fabergé, diseñó 57 piezas únicas para los zares de Rusia, que eran regalados por el zar a su esposa en Pascua. Son joyas consideradas obras de arte.

Huevo Fabergé de la Coronación

Y todo esto alrededor de nuestro famoso invitado de hoy, EL HUEVO.

¿QUÉ COMEMOS HOY?

Es tan importante su papel religioso y artístico, como sus virtudes y propiedades nutricionales y gastronómicas. ¿Se han preguntando que sería de la cocina sin el huevo?  Los  postres, las tortillas, las delgadas crêpes, esponjosos soufflés, suculentos desayunos, panes, tortas y tantos otros platos que hacen parte de nuestro menú cotidiano no existirían.

“El huevo es a la cocina, lo que las palabras son al discurso, es decir de una necesidad tan indispensable que el cocinero más hábil renunciaría a su arte si le prohibieran su uso”.Grimond de La Reynière (1830),  primer periodista gastronómico.

En una encuesta  le preguntaron a muchos chefs qué les gustaría comer en su última cena, y la mayoría contestó: ¡Arroz con huevo!.

La preparación de un huevo parece simple, pero en realidad exige de mucho tacto y permanente atención. Una acción tan elemental como la de romper un huevo demanda destreza, debe  hacerse con un golpe seco y firme, sin dudas, ni vacilaciones.

Una  de las grandes debilidades es  el huevo frito, con la clara blanca y la yema melcochuda y cremosa que deja escapar su líquido amarillo sobre un arroz blanco o unos espárragos verdes con mantequilla y queso parmesano, que ¡delicia! Porque aunque está  ligado a un buen desayuno, el huevo es rico a cualquier hora.

TOME NOTA

–          Para saber si un huevo es fresco, antes de usarlo póngalo en un recipiente con agua y sal. Si se queda en el fondo es fresco, si flota completamente está dañado y  si flota en el medio no es tan fresco, pero no está en mal estado.

–          Use los más viejos para preparaciones cocidas y los más frescos en recetas crudas y pastelería.

–          Rómpalos siempre en un recipiente diferente al de la preparación, así en caso de que alguno esté en mal estado no se le dañará su receta.

–          Si están sucios límpielos con un paño seco antes de guardarlos, jamás se deben lavar para guardar.

–          Si quiere huevos revueltos y tortillas más esponjosas agregue un chorrito de leche fría antes de batirlos.

–          Cocine con huevos que estén a temperatura ambiente, dan siempre mejor resultado que fríos recién sacados de la nevera.

DE MI BIBLIOTECA

Una receta del maestro Leonardo Da Vinci, del libro Notas De Cocina De Leonardo Da Vinci:

HUEVOS ROTOS

Cascad los huevos en un cuenco y batidlos con un poco de agua o miel, un poco de queso rallado, un poco de aceite y mantequilla y un poco de sal y pimienta. Calentadlos con gran cuidado en un puchero, removiéndolos durante todo el tiempo, y por no más de un minuto. (Todo parece indicar que se trata de una deliciosa omelette)