Mi columna del Domingo 30 de Noviembre en EL TIEMPO

 

El mundo de la comida está rodeado de mitos y especulaciones y ni hablar de las modas en torno a la buena salud y a la alimentación.

Nutricionistas, estudios científicos, revistas especializadas y hasta los mismos fabricantes se contradicen todo el tiempo, y dejan tal embrollo en la mente del consumidor, que, a mi modo de ver, comer se ha vuelto muy complejo.

Los medios y redes sociales, nos inundan con hechos, casos reales, cifras y un sinnúmero de datos, que convierten el maravilloso placer de hacer mercado en toda una odisea.

Resulta que ahora debemos leer las etiquetas de los alimentos para que no nos engañen; además debemos escoger aquellas frutas y verduras que tengan origen orgánico, buscar pollos sin hormonas, grasas que no sean transgénicas, huevos de gallinas de pastoreo y tomar leche que no sea leche. ¡Qué cansancio!

Hace un tiempo atrás, la mantequilla era intocable, un pecado mortal, y fue reemplazada por la margarina con toda clase de elogios.

Hoy, resulta que para algunas investigaciones esta es el anticristo de las grasas. Sin ir muy lejos, en junio del año en curso, la revista Time dedicó no solo la carátula, sino el artículo central al siguiente titular: ‘Coma mantequilla’. Y me pregunto: ¿al fin qué?

Podría continuar hablando de los huevos tan satanizados, o del consumo de carnes rojas, de azúcares que han sido reemplazados por endulzantes artificiales, de harinas, lácteos y montones de alimentos que para los tiempos actuales hacen daño y deterioran la salud.

No sé quién tenga la última palabra, seguramente en algunos años volverán a renovar la pirámide alimenticia –qué ya no es pirámide sino un plato–, y cambiarán nuevamente nuestros hábitos.

Lo que sí tengo claro es que generalizar es muy complicado, así como no hay dos papas idénticas, no hay dos personas que lo sean; y a cada individuo, dependiendo de su estilo de vida, nivel de estrés, relaciones laborales y personales, entre otros, los alimentos lo nutrirán de forma diferente.

Lo que para unos puede ser beneficioso, para otros puede ser un tóxico. No nos queda otra que confiar en nuestros instintos, aprender a conocer y a escuchar nuestro cuerpo, encontrando un balance sin excesos y por supuesto cocinar más en casa. Buen Provecho.

De Postre: La colección de gastronomóia de la editorial asturiana Trea: ensayos, historia, recetarios antiguos y más, entondo a los placeres culinarios.

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