Es conocido por su extravagante personalidad y obsesión por el color naranja, por ser amante de los excesos y por su generosidad gastronómica. COCINA SEMANA logró entrevistarlo y extraerles algunas respuestas cortas pero sustanciosas.

“Mario Batali es un loco y un héroe. ¿Existe algo en lo que él no sea excelente? Gran chef, exitoso restaurantero e intelectual, es presentador de un programa demasiado bueno para ser de tv, aficionado al buen rock and roll  y un hombre de apetitos desbordados” Así define el controversial Anthony Bourdain a Batali, amo y señor de la cucina italiana tradicional y regional en Nueva York.

Su obsesión por el color naranja, va más allá de una simple fascinación. Todo para Mario es naranja, hasta el color de la tinta de su esfero, incluso sus hijos le dicen que “el naranja es el color nacional Batali”. Cuentan que su obsesión también está relacionada con el  color de su pelo, y con las energías que atrae esta tonalidad,  que estimulan su actividad, el apetito y la sociabilidad, aspectos  importantes en la activa y enérgica vida de esta celebridad.

Mario Batali  es uno de los chefs más exitosos en una ciudad que tiene la mayor cantidad de chefs de alto nivel en el mundo, Nueva York.  Conocido por su extravagante personalidad, amante de los excesos, de la generosidad gastronómica, de los licores  y la comida.

Nació  en 1960 en las afueras de Seattle. De su madre inglesa/franco canadiense, heredó el naranja brillante de su pelo, y de su padre las raíces y cultura italiana que corren por sus venas.  Creció con la idea trabajar en la banca, “Soñaba con  hacer mucho dinero y tener una vida lujosa en España”. No obstante  su primer trabajo fue como lavaplatos en una pizzería y desde entonces su vida cambió: lo promovieron a cocinero, y luego a administrador  del lugar, aunque asegura que no quería asumir esta responsabilidad. Su vida era feliz dentro de la cocina, no fuera de ella. Un día en medio de un arrebato decidió que quería ser cocinero. Bien hizo su madre en aconsejarle que se dedicara a las artes gastronómicas, a lo que  él siempre contestó “No es una profesión para hombres, es muy gay”. Cinco años después se encontraba en Londres estudiando cocina en Le Cordon Bleu.

De la mano del chef Marco Pierre White, trabajó como su nuevo “esclavo” en la cocina de un pequeño bar ingles. Recuerda que la experiencia más enriquecedora la vivió en esas cuatro paredes, entre las que aprendió a crear, a decorar y redescubrir la gastronomía. “Se aprende trabajando en la cocina, no leyendo libros, viendo programas de televisión o estudiando en escuelas de cocina” por lo cual  recorrió los mejores restaurantes de Europa trabajando y aprendiendo.

Hoy  Batali es dueño de un emporio gastronómico:  15 restaurantes en Nueva York, Las Vegas y Los Ángeles. Bajo su nombre se venden gran cantidad de artículos e implementos para la cocina desde los famosos zuecos crocs naranja que lo caracterizan,  hasta hornos y pimenteros.

Su creatividad no tiene límites. Ha escrito ocho libros de cocina y cuenta con un entretenido show televisivo en el canal americano Food Network, llamado Molto Mario , un viaje culinario por Italia lleno de secretos y recetas fáciles, y, además  produce sus propios vinos en La Toscana. Dentro de sus últimos proyectos está realizar un viaje por la cultura tanto gastronómica e histórica de España con la actriz Gwyneth Paltrow, en una exitosa y divertida serie televisiva.

SIMPLEMENTE BATALI

¿Cuales sabores le recuerdan su niñez? El aroma de los cultivos de tomate y el sabor del salmón grillado

¿Además de la cocina italiana, cual otro la hace “perder el control”? La vietnamita me  enloquece, acida y picante.

¿Cuál es la diferente entre cocinar para las cámaras de televisión y cocinar para los clientes?

Qué yo hablo muchísimo enfrente de las cámaras

¿Usted qué piensa de la llamada cocina fusión? No mucho

¿El cliente siempre tiene la razon? Definitivamente NO

¿Cuál es la receta favorita de sus hijos; esa que siempre le piden que les prepare? Crepes  al desayuno con mermelada y canela.

Un restaurante: Osteria Giusti en Modena Italy

Una comida: Linguni con almejas, viendo la costa Amalfitana

Una especia: Cómino

Un chef: CARME RUSCALLEDA, una cocinera catalana

Un postre: helado de vainilla con zarzamoras frescas

Un libro: El Ruido y la Furia, William Faulkner o El Tambor de Hojalata, Gunter Grass

Un lugar: Venecia

Una pasta: Bucatini

Un utensilio de cocina: Cuchillo de sierra