POR: ANNABEL LEE

 

Las hamburguesas, el perro caliente y la pizza son los tres grandes protagonistas de la comida rápida, cómplices de los tiempos modernos que no dan espacio para el disfrute de comer. Comida rápida se define como, el alimento que es ordenado preparado y servido casi de forma inmediata, no requiere de cubiertos y en la mayoría de los establecimientos que la ofrecen no hay meseros. Es lógico pensar que con el fin de mantener tiempos rápidos de servicio, la calidad de ingredientes utilizados no es la mejor y se usan preservantes para garantizar la frescura y el sabor. La hamburguesa, ha sido considerada la reina de este tipo de comidas, es un ícono de la gastronomía estadounidense. 

 La gran sorpresa es encontrar restaurantes que le dedican gran atención a esta vianda, dándole todos los honores que se merece, y usando los mejores ingredientes para su preparación. Antojada decidí visitar 3 locales en Bogotá, que no son negocios de comida rápida sino restaurantes  para comer, beber un trago, divertirse y tomarse su tiempo para saborear una rica hamburguesa. 

AGADÓN BAR-BURGER

La primera vez que fui, me sorprendió el concepto de “Bar-Burger”. No me termina de cuadrar la idea de maridar un Martini o un whisky con una hamburguesa por más rica que ésta sea, así que fui a la fija y me decidí por una cerveza. En Agadón, las hamburguesas son preparadas con ingredientes de primera calidad, la carne tiene la proporción perfecta de grasa, la cual es importante para que sea jugosa en cada mordisco. Antes tenían unas papitas condimentadas, que eran su mayor éxito: eran cubitos fritos y crocantes de papa, condimentados con páprika servidos en un tazón. Lamentablemente las cambiaron por las tradicionales papas congeladas de paquete. El concepto de combo no existe, el cliente decide cómo quiere su hamburguesa perfecta, ofrecen diversas opciones de salsas, quesos, acompañamientos, el tamaño de la carne y su punto de cocción. Mi favorita es con salsa de pimienta y cebolla frita. Haga cuentas, pues por cada adición la cuenta va sumando. En promedio una hamburguesa de 220 gramos con salsa de pimienta, queso Emmental y papas condimentas vale $30,000, acuérdese de sumarle el IVA, la propina, la bebida, el café y el postre.

Debo confesar que en mi última visita no me fue bien, llegué 30 minutos antes de que cerraran con un grupo de amigos, estábamos desfallecidos del hambre, no habíamos probado bocado, el antojo de Agadón era irresistible y no queríamos que nada nos dañara el apetito. Lástima: tenían un afán horrible por sacarnos del lugar. No acertaron con el término de ninguna de las hamburguesas, fritaron las papas  con el cuncho de aceite quemado que les quedó, y del postre… me quedé con las ganas, porque cuando lo íbamos a ordenar ya se habían ido los cocineros.

Si el negocio no está en capacidad de atender bien a sus clientes hasta el último minuto, deben avisar que están cerrando y dejarlos antojados para otro día y no con este amargo sabor que nos llevamos en la última visita.

Dirección: Cra. 13 # 85-75

Teléfono: 218 27 43

LA HAMBURGUESERÍA

 “No somos comida rápida” es el lema de este negocio que cuenta con seis sedes en Bogotá. Inició con un pequeño local en el barrio la Macarena donde los vecinos y amigos se reunían a pasar el rato, con buena música, cerveza y una rica hamburguesa.

Su principal atractivo no reside únicamente en las hamburguesas sino que además en una programación permanente de música en  vivo. Su ambiente es moderno, joven, alegre. Así como tienen diseño y colorido sus restaurantes, se nota que se tomaron el tiempo, en la elaboración de la carta, cuyo contenido es tan amplio que resulta difícil de definir, con quesadillas, tahine y tabule, mozzarellinas, ensalada tailandesa, sopa de tortilla mexicana, calentao guerrero, salmón teriyaki y más.

Hay 18 opciones diferentes de hamburguesas,  en esta ocasión ordenamos la de tres quesos ($15,500) y la de pimienta negra ($12,500). Qué delicia que ofrezcan alternativas para el pan, como el campesino y el tradicional con ajonjolí. Lo mismo pasa con las papas que acompañan a la hamburguesa: clásicas francesas, chips, criollas o papotas. Me incliné entonces por el pan campesino y las papotas, que son cascos de papa freído con su piel, realmente delicioso y diferente. El pan campesino, por su parte, resultó un poco duro para cortarlo cortar con cubiertos, terminé comiéndome la carne sola.

Es cierto que sus hamburguesas son de carne seleccionada, pero es tan magra que le hace falta el justo porcentaje de grasa y si algún cliente, como yo, la prefiere bien asada, corre el riesgo de que se la sirvan dura y seca. Por suerte ofrecen una amplia selección de salsas, todas muy ricas, que siempre permanecen sobre la mesa. Claro está que me hubiera gustado me explicaran sus sabores, porque me pegué una picada con una de ellas, que me subió la temperatura, al punto de que ni con la cerveza me pude recuperar.

La variedad de cervezas es amplia, las hay nacionales e internacionales, lo cual es importante pues  siempre he creído que después de la Coca Cola la cerveza es la bebida perfecta para acompañar una hamburguesa.

El servicio es bueno, eficiente y amable, y el mesero estuvo presto a solucionar una hamburguesa que llegó fría a la mesa. El café es espectacular, bien servido y de un rico sabor, ideal para acompañar cualquiera de sus postres, donde priman los clásicos de siempre, Brownie con helado, flan de caramelo, o  cheesecake. Nos antojamos de la torta de chocolate ($9,000), que estaba algo dura (¿vieja?) y sin gracia.

Es muy agradable encontrase con restaurantes que se preocupan por la variedad de la carta, consentir al cliente y darle una opción diferente en este competido mundo gastronómico.

Dirección: calle 93B no 11ª-34. Parque de la 93

Teléfono: 6160169

AMERICAN BURGER

 Hace 50 años, en un local ubicado en lo que hoy es Unilago, el norteamericano Fred Phillips, abrió el Ranch Burger, cuya especialidad eran las hamburguesas. Años más tarde el gringo se fue del país y dejo a sus empleados el negocio, quienes abrieron el American Burger de la 85 hace ya 30 años, transformándose en un exitoso negocio familiar que ha logrado lo que muchos expertos en la gastronomía sueñan: mantener la calidad, el servicio y la consistencia en la cocina, desde que recuerdo cada vez que voy las hamburguesas saben igual.

A una cuadra de distancia se siente el olor de American Burger, llamando a sus clientes, con el inconveniente de que este olor se pega a la ropa: todo aquel que va al restaurante, sale perfumado a hamburguesa. No sé si es un problema de extractores, o de la ubicación de las cocina tan cerca del comedor.

Es un lugar sencillo y sin pretensiones en su decoración, mesas de madera con butacas, la salsa de tomate y la mostaza siempre en la mesa, un pequeño y anticuado televisor que ocasionalmente está prendido y un par de afiches adornan el lugar.

La clásica hamburguesa con queso ($10,900) es servida con pepinillos agridulces, tomate, cebolla y lechuga en pan de ajonjolí. Su textura es jugosa, deliciosa, y siempre viene acompañada de papas fritas caseras, aunque algunas veces no las escurren bien y llegan blanditas y no crujientes como deberían ser. Todos los ingredientes usados son de primera calidad, y las expertas cocineras  garantizan  que no importa si se decide por emparedado, un lomito, una sopa o cualquiera de sus platos que el resultado será espectacular.

Con los postres siempre voy a la fija la torta de chocolate, siempre esponjosa fresca y acompañada con un cremoso helado de vainilla ($6,400). Si quiere llevar a su casa, le ofrecen dos alternativas, domicilios o le venden las hamburguesas congeladas y el chile con carne listo para calentar.

Descubrí por estos días que tienen una nueva sede en Usaquén, habrá que ir a probar.

Conclusión

En Agadón las hamburguesas son deliciosas pero muy costosas. En la hamburguesería son ricas, divertidas y juveniles, muy buen precio por el producto que se recibe. American Burger es la mejor opción por su precio y calidad, toda una tradición.