Como se habrán dado cuenta me fascina comer, los desayunos son obligatorios, el almuerzo nunca falta y una cena ligera es la ideal, pero realmente de todas las comidas del día mi favorita es salir a tomar onces. Es el espacio ideal para romper con la rutina y actualizarse con las amigas y amigos. En mi caso generalmente las tres comidas del día las comparto con la familia, mientras que las onces son mi otro espacio y se podría decir que me libero un poco y vuelvo a ser como en mi época de colegio, más informal, comunicativa (chismosa) y relajada.
¿Acaso no han visto ustedes el comportamiento de amigas entradas en años reunidas a tomarse “el algo”? Este es un espectáculo que siempre me ha gustado ver, el volumen de su voz es más alto de lo normal, se ríen a carcajadas y me encanta que cuando alguna quiere llamar la atención grita en voz alta “niñas” y todas se voltean a mirarla. Es realmente un buen plan, el día que nos vamos a reunir, Lorena mi mejor amiga, me alcanza a llamar hasta 5 veces a decirme que está emocionada y que por nada del mundo le puedo cancelar. Para nosotras es una especie de confesionario.
Y como tanto me gusta esta actividad que mezcla gastronomía y conversación decidí investigar un poco y saber porque se le dicen las onces, cuando generalmente ocurre en las horas de la tarde entre el almuerzo y la cena de 4 a 7 p.m., igual que los ingleses con su “tea time”. La cultura popular dice que los trabajadores campesinos a finales del siglo XIX, tenían como costumbre tomarse unos aguardientes en las horas de la tarde, y por las restricciones alcohólicas que existían en ese entonces y con el propósito de ocultarles a sus familias o esposas (yo me inclino más por esta teoría) les decían vamos a tomar “el once”, que son el número de letras que tiene la palabra aguardiente.

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Con el paso del tiempo esta costumbre se volvió el lugar común para comerse “el algo”, como dicen en Medellín, que generalmente consiste en una bebida caliente como café, té o chocolate con diferentes colaciones dependiendo de la región. En Bogotá era costumbre de las abuelas servir chocolate caliente, acompañado de tamal, pan de yucas, almojábanas, mantecada, envuelto de mazorca y muchos otros manjares, en Antioquia se sirve con buñuelos y arepas. Yo me pregunto ¿Después de esta gran cantidad de comida y exceso de carbohidratos, cómo podían cenar en la noche y dormir bien, sin tener pesadillas digestivas? La vida moderna y agitada de hoy nos permite tomarnos un café o un té con una torta o algo ligero, y puedo tal vez decir que eran más felices los abuelos en su época que nosotros con nuestro afán y corre corre diario.
MIS RECOMENDADOS

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Existen en Bogotá muchos sitios para tomar onces con gran variedad de opciones, donde el bolsillo por supuesto es importante a la hora de tomar la decisión.
–         Lina’s Sándwich: tienen un rico capuchino y muy buenos quiches.
–         Restaurante Las Margaritas: ofrecen el clásico menú bogotano con chocolate, pan de yuca y almojábana es de gran tradición en la cultura de la ciudad. (Calle 62 No 7-77)
–         Restaurante Club Colombia: recomiendo especialmente la torta de almojábana es realmente pecaminosa. (Avenida 82 No 9-11)
–         Cafetería La Florida: el mejor chocolate con queso derretido y pan blandito recién salido del horno, en pleno centro de Bogotá. (Cra 7 21-46)
–         Bagatelle: es un exquisito lugar con un menú muy “afrancesado”, tienen el mejor croissant de almendras y chocolate. (http://www.bagatellecafe.com/)
–         Michel: el clásico de toda la vida en la 82 con 13 y sus famosos eclairs de chocolate y café.
–         La Puerta Falsa de la Catedral: fundado en 1816, era el sitio favorito de nuestra heroína Manuelita Saenz, donde el aroma de los tamales y el chocolate caliente antojan a todos los que pasan por el lugar. (Calle 11 N• 6-50)
–         Yanuba Salón de Té: durante muchos años fue el sitio de encuentro en su local de la 74 con 9 de las señoras bogotanas, 60 años después de su fundación todavía antojan a nuevas generaciones con sus deliciosos mini-tamales. (www.yanuba.com)
¿Para usted cual es el sitio predilecto para tomar onces?
LA RECETA

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He tomada prestada la receta del pan de yuca del libro “El Fogón de D’artagnan” del gastrónomo periodista Roberto Posada García-Peña.
PAN DE YUCA
(15 porciones)
1 kilo de queso blanco salado, rallado
500 gramos de almidón de yuca
2 yemas de huevo
4 cucharadas de mantequilla
Sal al gusto
Mezcle el queso, el almidón, las yemas, la mantequilla y la sal, y amase hasta lograr una pasta suave y homogénea. Deje reposar por 30 minutos. Forme bolas pequeñas o medias lunas, disponga sobre una lata de hornear previamente engrasada y lleve al horno precalentado a 350°F/180°C durante 20 minutos o hasta que doren.
DE MI BIBLIOTECA
Traigo hoy un texto de uno de mis libros de cabecera del escritor Héctor Abad Faciolince “Tratado de Culinaria Para Mujeres Tristes”:
“Sana costumbre es que saques la lengua a tu imagen del espejo. Por un lado hace falta, diariamente reírse de sí misma; y además aprovechas para echar un vistazo a su color y consistencia. La lengua es gran depositaria de secretos, cómo órgano interno que tenemos afuera. ¿Cómo leer los signos de tu lengua? Ah, este alfabeto es oscuro puesto que cada lengua tiene el propio…No seas lengüilarga. Antes del chisme, la mentira, infidencia, muérdetela tres veces: después si quieres suéltala.”

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